Cuando quiero, cuanto quiero y porque quiero

Disfruto corriendo cuando quiero, cuanto quiero y porque quiero. Disfruto haciendo algo que para mi es, sencillamente, una devoción. Sí, una devoción que me llena más que nada en estos momentos, una devoción que si no existiese se tendría que inventar, una devoción que alimenta mi día a día... pero "solo" es eso. En ningún momento me siento en la obligación de salir a correr porque siempre he dicho y siempre diré que cuando una afición pasa a ser obligación deja de ser divertido.

Este mes de abril ha sido fiel ejemplo del "cuando quiero, cuanto quiero y porque quiero" y desde hace 15 días no me calzo las Saucony. Es verdad que últimamente tenía unas molestia en la cadera izquierda que no me hacían disfrutar de las salidas, pero tampoco quiero parapetarme en unas molestias que, al fin y al cabo, me dejaban hacer las tiradas sin mayores problemas. Por suerte he seguido haciendo natación y he empezado poco a poco a montar en bici, por lo que tampoco he tenido tiempo para dejarme la tan atractiva barriga cervecera.

Ahora volvemos a empezar de cero con este nuevo mes de mayo en el que vuelvo con las mejores intenciones con el running. Tengo solo dos semanas para preparar la Media de Donosti y, aunque no llegaré en las mejores condiciones, habrá que ir con la clara intención de sufrir y liberar todas las endorfinas posibles.